La intuición, esa voz silenciosa que parece surgir sin lógica aparente, es en realidad una capacidad profundamente conectada con el cuerpo y la experiencia. Así lo explica Ana Asensio, psicóloga y doctora en Neurociencia, en declaraciones al diario ABC: «Puede ser dolorosa, pero es serena. No se manifiesta de una forma descontrolada, sino como una sabiduría interior que va más allá de la razón y que se expresa a través de sensaciones físicas».
Según Asensio, esta sabiduría actúa de forma extremadamente veloz: «Todo lo que le resulta útil para decidir de forma intuitiva sobre alguien o sobre algo llega a los 50 milisegundos de interactuar con alguien, pero la razón no lo recoge hasta que pasan 400 milisegundos y después tienen que pasar entre 7 y 20 segundos para que sea posible un análisis consciente de lo sucedido o lo vivido por parte de esa persona».
Esta capacidad, lejos de ser un don inmutable, puede desarrollarse con pequeñas acciones cotidianas. Como propone la doctora, «se trata de aprender de uno mismo dejándose llevar por pálpitos y a través de decisiones poco trascendentales que no sean peligrosas y que permitan actuar de una forma libre sin tener que medir ni analizar todo lo que se hace».
Una práctica recomendable para ello es la escritura automática. Según Asensio, «el resultado de esas prácticas instintivas suele ser revelador sobre lo que hay en el subconsciente de esa persona y sobre lo que suele influir a la hora de tomar decisiones».
Además, cultivar un estado de serenidad es esencial para separar la intuición de las emociones que pueden distorsionarla. «Eso puede ayudar a que la mente sea capaz de discernir con claridad entre la información que puede ser útil y aquella que puede estar influida por una experiencia traumática, una creencia o por las emociones que bloquean la intuición como son la resistencia, el rechazo y el miedo», afirma.
En cuanto a los más pequeños, Ana Asensio subraya la importancia de fomentar esta capacidad desde edades tempranas. Para ello, recomienda plantearles preguntas como: «¿Qué sientes cuando pasa esto?», «¿Qué te está diciendo tu cuerpo?» o «¿Qué harías tú si te sucediera esto o lo otro?».