¿Tus hijos se quejan continuamente? 8 consejos para padres
La conducta de queja no viene de serie, la conducta de queja se aprende. Si tus hijos se quejan continuamente, es el momento de plantearnos qué podemos hacer para mejorar la situación con distintas estrategias para convertir esta situación negativa en algo positivo. Quejarse continuamente por todo puede obedecer a varias razones: por un lado, los niños pueden haber aprendido a quejarse por observación e imitación de lo que perciben en su entorno, o bien puede ser fruto de un aprendiz …
No obstante, la queja también tiene una “función de desahogo”. Para convertir la queja en una acción constructiva y evitar que nos deje inmóviles, es importante plantear alternativas en positivo, que nos lleven a ver la situación de una manera diferente.
Niños protestones, ¿cómo trabajar su fortaleza? ¿Qué hacer si tus hijos se quejan continuamente?
1. Evita prestar excesiva atención. Cuando tu hijo se queje continuamente haz como si no escucharas esa queja, no entres al código comunicativo de la queja ni para complacer, ni para discutir. Intenta desviar la ruta de comunicación a la generación de una alternativa sana.
2. Identifica si hay algo más detrás de la queja. Evita hacer una interpretación del motivo por el que se queja e invítale a que te explique claramente las razones por las que se queja. Conviene saber si es un desahogo o responde a un problema más profundo.
3. Pídele abiertamente que se exprese desde otro lugar diferente a la queja. Los padres debemos reforzar positivamente esta conducta asertiva de intento alternativo de hacer algo diferente y adaptado, que además será muy útil en sus vidas.
4. Observa también desde “el patio de butacas”. ¿Qué puede estar diciéndonos para ayudarle a traducir esta actitud? si es una llamada de atención para hacer algo con nosotros, si es un malestar o sensación física tipo hambre, sueño, aburrimiento…, o si es algo relativo a una incomodidad, o simplemente es una conducta poco adaptada de comunicación.
5. Determina si es una conducta recurrente en la familia. Generalmente, suele ser así cuando la queja está muy presente en vuestro estilo comunicativo, por ejemplo, “qué desordenados sois” En lugar de “por favor los cuartos hoy tienen que quedar ordenados”, o “qué vago eres” en lugar de “hora de sentarse a estudiar y hacer las tareas planificadas para hoy”…
6. Si tu hijo es adolescente y se queja con asiduidad puede ser porque los adolescentes no se suelen sentir comprendidos. Puedes explicarle lo que atrae la queja a su vida, cómo poder deshacerla, buscar otros modos de hablar y podéis incluso proponer un “RETO” para estar durante uno o varios días sin quejaros, o cuando os venga la queja a casa poder compartir la pregunta y decir “¿alguien me ayuda a deshacer esto?”
7. Ser conscientes de la queja resulta saludable. Por ejemplo, avisad: “me voy a quejar como desahogo un rato: blablablablabla”. Esto es muy útil, porque suele liberar, pero le pone consciencia al acto, y además hace que la durabilidad sea determinada, no como modo de estar en el mundo, le quita dramatismo y victimismo. Y también propicia que una vez terminado el desahogo, pasemos a otra fase y, aceptemos la circunstancia que vivimos o construyamos sobre ello.
8. Diferencia la queja como reclamación o petición, de la queja al vacío como modo de estar. En la primera, la actitud de queja es adaptada, exponemos lo que nos sucede y pedimos una solución o la proponemos. Esto no sucede en la opción de actitud de queja como modo de vida. Por ejemplo “qué ruido hacen los vecinos siempre, voy a avisarles hoy también”… que “qué ruidosos son los vecinos, no puedo con ellos, que fastidio vivir aquí, que mala suerte…”.
Ana Asensio. Psicóloga y fundadora de Vidas en Positivo