Madre, profesional, pareja… ¿Tenemos que poder con todo?
Actualmente vivimos un momento en el que queremos evolucionar profesionalmente, ser madres y estar presentes en nuestros hogares, queremos seguir sintiéndonos mujeres, amantes, novias y, además, disfrutar de una vida llena de experiencias, en pareja, con amigos y vivir todas las oportunidades que se nos presentan, pero esto se convierte en todo un ejercicio de equilibrista.
Esta alta demanda que queremos atender puede hacer que suframos estrés físico y mental, que nos sintamos agotadas y culpables. Pero, ¿qué podemos hacer para sobrellevar este frenético ritmo de vida y ver las cosas desde otro punto de vista?
1. Sé feliz
Lo primero que debemos tener en cuenta es que nuestro entorno, familia, pareja e hijos, ante todo, quieren vernos felices. Esto es muy importante para la estabilidad emocional del hogar, y si no nos cuidamos, no podemos cuidar.
2. Si no llegas a todo no te castigues, es humano
Esto es algo puntual, y tú haces lo que puedes. Descansar y calmarse también forma parte de este proceso, y si la casa está hecha un desastre, relativiza; y si en la nevera hoy solo hay huevos, relativiza, mañana o pasado harás la compra. Ser madres no significa que lleguemos a todo.
3. Delega, no pasa nada
Tendemos a sentirnos imprescindibles y solemos cargarnos de tareas y otras cosas que no nos corresponden únicamente a nosotras o adquirimos mayores cargas de las necesarias. Sé práctica y decide qué roles ocuparás y en qué momentos, coordínate en casa, con otros padres, con tu pareja o con el colegio. Puedes apoyarte en figuras de ayuda para el cuidado de tus hijos o en familiares.
4. Ayúdate creando rutinas de hogar
Por ejemplo acuesta a los niños temprano. Reserva ese momento de la noche para ti y para tu pareja, para desconectar y charlar sobre el día, estar en silencio o ver una película. Ellos agradecerán el orden y el descanso que necesitan, y nosotros nos podemos relajar en un espacio más íntimo.
5. Si decae el ánimo conecta con el agradecimiento en todo lo que puedas
Esto te ayudará. Probablemente tu día esté lleno de cosas estresantes, un jefe, una queja, una discusión de pareja o una rabieta infantil, pero seguro que hay cosas que podemos agradecer, como esa canción que han puesto en la radio o esa serie que tanto nos gusta. El sentimiento de agradecimiento nos genera endorfinas, sustancias responsables de nuestra felicidad.
6. Enamórate de tu vida actual
A veces puede costar un tiempo adaptarse a tener otros horarios o a que nuestro novio ahora de repente sea amigo. También es muy probable que nuestra libertad esté en duda ya que hay otros seres que dependen de nosotras a los que amamos a la par que nos agotan física y mentalmente. A esto se le suma que esa progresión profesional que llevábamos se ve en entredicho, que nuestras prioridades empiezan a cambiar y ya no nos importa tanto ascender en el trabajo. Piensa que todo se pasa, que la capacidad de resiliencia del ser humano y la de adaptación son grandes y nos hacen evolucionar.
7. Aprende a vivir con la incertidumbre y el caos
No nos queda otra que confiar y vivir el día a día. Esto hará que no pensemos más allá de si nuestro trabajo durará o no; o si nuestros hijos crecerán sanos o no. Mejor vive el momento y entrégate a él con el mayor amor, madurez y comprensión que puedas.
8. Céntrate en lo positivo de las situaciones
Por ejemplo es posible que te veas una tarde que estabas hasta arriba de trabajo llevando a tu hijo al pediatra en urgencias, intenta pensar que, al fin y al cabo, es un ratito que habéis pasado juntos. Y si se te juntan varias situaciones “complicadas” en tu casa, puedes acabar riéndote del surrealismo de la película de tu vida en este momento, esto también te ayudará a desdramatizar y saber que esto es algo puntual.
9. Prioriza tus tiempos y aprende a poner límites
Es fundamental que te conviertas en una persona selectiva. Da valor a tus espacios, a tus tiempos actuales y define bien lo que es importante para ti. Para ello, ayúdate del lenguaje: “no tengo tiempo” o “no es mi prioridad ahora”.
10. Practica actividad física y mental
El cultivo espiritual es muy saludable para desconectar, volver a sentir quiénes somos y recargar las pilas.
11. Mira la vida como pequeños retos diarios
Un día, de repente, se rompe la nevera y, a su vez, a nuestro hijo le premian y a nuestra pareja le proponen un viaje. Cada día es una aventura, un reto a superar. Esto nos hará más fuertes y dotará de mucho sentido a nuestra vida.
12. Súmate al estilo de vida Slow life
De vez en cuando debemos frenar el ritmo, guardarnos momentos para observar y escuchar con detenimiento. Esto nos servirá para saber si todo sigue su curso.
13. Crea tu propio modelo de madre
No hay un modelo único ni perfecto. No es más perfecta ni mejor madre la que trabaja y gana dinero que la que no trabaja y se dedica al hogar, que la que va al colegio a buscar a los niños, que la que hace mil regalos y planes. Cada una es única y debe adaptarse a sus circunstancias. Nuestros hijos perciben el amor materno incluso desde un mensaje de WhatsApp, la presencia o el cariño.
14. Organiza tu tiempo de manera realista
Haz listados semanales o diarios de cosas que podáis realizar en casa, sin “apretar” demasiado la agenda de actividades, médicos, ocio o reuniones. En este caso no buscamos un modelo de productividad, sino un equilibrio entre atender, estar bien, ser felices y vivir una vida plena y de calidad.
15. Pasa más tiempo con tu pareja
Busca momentos de calidad y comunicación conjunta. Esto es importantísimo para la salud emocional de la familia, y para nutrirnos a nosotros mismos.
16. Pide ayuda
Especialmente a la hora de ser madres resulta asertivo, inteligente, muy útil y muy bueno para todos apoyarnos en nuestro entorno. También se puede contratar a alguien que nos eche una mano en la crianza de nuestros hijos, como un cuidador u optar por actividades extraescolares o campamentos. Además, gracias a ello podrás dedicar tiempo tus cosas.
17. No pretendas hacerlo todo perfecto
Es normal entrar en una fase en la que sentimos que no llegamos a todo. Tranquila, para, respira, prioriza y ten muy presente que esto es una etapa, y que a lo que llegas a día de hoy ya es perfecto. Y si tienes que tomar algunas decisiones que te ayuden, ¡hazlo!
18. Rodéate de gente positiva
Hay estudios que revelan que nos contagiamos también de aquellos de los que estamos rodeados, ¡no lo dudes!
19. Reserva tiempo para ti
Haz cosas que te gusten, como bailar, apuntarte a un curso o viajar. Esto es de “obligada prescripción para todas las madres”. Si esto no es suficiente, puedes acudir a terapia o a sesiones de coaching.
20. Intenta relajarte
Algunas de las actividades que te pueden ayudar a tomártelo todo con más calma es practicar meditación, ir a retiros de yoga o realizar mindfulness.